Resulta que, como hago cada cierto tiempo, reubico cosas que dejo de usar. Intento acumular lo menos posible, pero la realidad es que a los años, incluso a los meses, las cosas cambian. En general, yo cambio mis gustos y mis intereses. Por esto, empiezo a donar o a vender artículos a los que ya no doy uso, los cuales pudieran estar mejor en otras manos.
Esto me lleva a las ventas que he efectuado en las últimas semanas. Si bien mi primer opción es ofrecerla a conocidos, no todo va a parar en sus manos. Otras cosas, las termino vendiendo o donando a personas que me contactan por la red social azul.
El día de hoy, por fin, decidí deshacerme de la consola de videojuegos de la empresa de la N. Llevo tiempo sin jugar en ella y tal vez deba esperar a que las ganas regresen, si es que lo hacen. Después de preguntar a conocidos si estaban interesados, opté por ponerlo en la red social.
Rápidamente hubo varios interesados, como el precio es bueno, esto es normal. Alguien con especial insistencia, quedó en verse conmigo en la estación del metro acordada esa misma tarde. Me pidió mi numero de teléfono para estar en contacto.
Llegué puntual como siempre, acompañado de mi fiel escudero: esposita. Tuvimos que esperar un poco más, el comprador decía venir retrasado. Por fin llegó este hombre como de 30 años, tatuado del brazo, con iPhone en mano y con el típico acento de cierta zona de la ciudad. Se disculpó y dijo que venía en su auto, el que había dejado estacionado cerca, donde su esposa lo esperaba. Comentó que era mucho mejor estar en la estación del metro por seguridad de ambos, con lo cual estuve de acuerdo.
Revisó rápidamente la consola. Me pareció que fué rápido y descuidado, porque ni siquiera traía un juego para verificar que la consola funcionara correctamente. Después pasó a regatear el precio, algo que siempre espero que hagan. Esta bien le comenté, podemos bajar el precio pero le quito la memoria adicional que te estoy obsequiando. lógicamente prefirió el precio actual con la memoria.
Entonces sacó su iPhone y dijo que me haría una transferencia bancaria. Le comenté que preferia efectivo, porque alguna vez fui engañado de una forma similar, contestó que de haberlo sabido hubiera pasado a un banco. Finalmente acepté el pago de esa forma, con la condicion de entregar la consola hasta ver reflejado el pago en mi cuenta y haberlo transferido a la cuenta de mi esposa sin problemas. Le pasé mis datos e hizo la transferencia, me envió captura de pantalla y dijo que sin problema, esperaríamos a que se reflejara.
Entré a mi cuenta de banco en mi celular y el depósito no aparecía. Hay que esperar me dijo, porque es de bancos diferentes y suele tardar un poco más. A los 2 minutos, llegó un mensaje SMS apócrifo de mi supuesto banco sobre un depósito. Al verlo comenté: “Este mensaje no es de mi banco porque es muy diferente”. Si que lo era, era algo simple y mal redactado. El comprador ignoró mi comentario y solo dijo: “Que raro”.
Después, el comprador empezó a verse algo incomodo y nervioso. Dijo: “Parece que está tardando mucho. Tal vez no tengo buena señal, déjeme revisar mi cuenta por si hay algún error”. Empezó a levantar su celular con la mano, aludiendo a que no tenía señal y empezó a acercarse a las escaleras. Miré a mi esposa y le comenté: “Ése ya se va”… Y efectivamente, empezó a subir por las escaleras y adiós… Desapareció.
Un minuto después me bloqueó del mensajero y yo lo reporté en la red social, un típico final feliz. Supongo que tiene varias cuentas en la red social y que fuí una de las tantas citas que a diario hace, seguramente hay quién si cae, me apena solo pensarlo.
Ni hablar, en esta ocasión solo he perdido mi tiempo y tengo que empezar nuevamente mi proceso de venta.